Habitualmente asociamos la palabra “emprender” con crear un negocio nuevo. Sin embargo, iniciar la aventura empresarial no tiene por qué ser exclusivamente así. Un profesional también se convierte en emprendedor cuando se hace cargo de una empresa que ya funciona o cuando aprovecha la experiencia e imagen de una marca consolidada a la que se une.
Las ventajas de introducirse en el mundo empresarial bajo el paraguas de una firma que ya tiene un hueco en el mercado minimiza el riesgo, pero éste no desaparece.
Antes de decantarse por alguna de estas alternativas, los expertos aconsejan conocer los entresijos de cada opción.
Franquicias. Este sistema empresarial permite a un emprendedor poner en marcha un negocio, habitualmente de baja inversión (por debajo de los 90.000 euros) y con el que se puede ganar la vida gestionándolo directamente.
Unirse a una tienda en cadena supone que te han allanado la entrada en el mercado y los errores son menos. De hecho, según datos de la consultora T4 Franquicias, únicamente entre un 5% y un 7% de las franquicias fracasa. También se reduce el tiempo de puesta en marcha –entre dos y tres meses es el tiempo medio para estar funcionando–.
Pablo Gutiérrez, director de operaciones de MundoFranquicia Consulting, comenta que en el último año ha aumentado un 10% el número de personas interesadas en convertirse en franquiciados. Sin embargo, este experto recuerda que a menudo los futuros franquiciados olvidan que deben aprender a trabajar en red: “No todo el mundo sabe acatar las normas y protocolos que impone la central”. La improvisación y la prueba y error no son habituales. “Sí se aceptan propuestas y se hacen cambios, pero el proceso es más lento porque tiene que aprobarse desde la central”, explica.
Traspasos. Otra de las alternativas para no partir de cero es a través del traspaso de una firma. Pelayo Novoa, socio del área de asesoramiento al emprendedor de BDO, se lamenta de que muchas políticas estatales están orientadas a buscar nuevas oportunidades, pero se descuida el aprovechamiento lo que ya existe y funciona. Emprender bajo esta fórmula es una manera de que el tejido empresarial que ya está generando beneficios no se pierda.
Los negocios que se traspasan son de todo tipo, aunque principalmente están relacionados con la hostelería, la restauración, la belleza y del ámbito industrial. Para Novoa la experiencia previa en el sector no es imprescindible: “Muchos profesionales lo afrontan como una oportunidad para redirigir su carrera y no encasillarse en un campo. Lo importante es la actitud y habilidades de gestión para aprovechar el conocimiento y la experiencia que aporta el personal que ya trabaja en la firma”, dice.
Para el éxito de esta operación es fundamental hacer un plan de continuidad.En él, durante seis meses o un año, el anterior dueño trabaja de manera conjunta con el emprendedor para facilitar la transición.
Otra de las ventajas de esta modalidad es que el tiempo de puesta en funcionamiento se reduce. Normalmente, en un año el traspaso está acabado. La financiación es otro de los aspectos a tener en cuenta. Es cierto que crear un negocio, sobre todo si es en Internet, es más barato que hacerse cargo de un traspaso; pero, como recuerda Novoa, “conseguir financiación –entre 30.000 y 50.000 euros– es más sencillo. Para las entidades financieras o instituciones es menos arriesgado apoyar proyectos de los que pueden comprobar su trayectoria y viabilidad en los libros de contabilidad”.
Comprar una empresa. Enrique Quemada, CEO de OnetoOne y autor de¿Puedo comprar una empresa?, explica en su libro que en España la crisis ha pillado desprevenidas y sin sus habituales colchones de seguridad a muchas pymes y empresas familiares que se han encontrado sin recursos o patrimonio suficiente para capitalizar sus empresas y evitar el concurso de acreedores. Muchas veces su opción no es otra que la de vender.
Este panorama abre la puerta a los que quieran convertirse en su propio jefe ahorrándose los años de mayores dificultades. Obviamente esta opción no es para principiantes, conviene conocer la letra pequeña del mundo empresarial.
Para Quemada la clave es estructurar la operación y conocer los riesgos a los que se enfrenta: no encontrar la empresa adecuada, no conseguir terminar la compra, pagarla demasiado cara y no gestionarla bien con posteridad.
Del mundo editorial al sector de la belleza La trayectoria profesional de Marisol Mascato se caracteriza por su diversidad. Durante varios años esta licenciada en Empresariales trabajó como contable en distintas compañías hasta que en 2008 vio que la situación no era buena y junto a una compañera decidió dar el salto y crear su propio negocio. En 2009 comenzó a funcionar en Vigo Triqueta Verde, una editorial en la que ella se encarga de la parte de gestión y administración y su socia del área editorial. La empresa sigue en activo y están desarrollando nuevos proyectos, pero no crecía como esperaban. “Necesitaba una fuente de ingresos mayor y por ese motivo empecé a valorar distintas opciones”. A través de un familiar supo que se traspasaban dos negocios de fotodepilación. Aunque desconocía el sector, las condiciones de adquisición y las posibilidades de este tipo de negocio la animaron a tomar la decisión de realizar el traspaso.Con una inversión de 35.000 euros se hizo con los dos locales pertenecientes a un franquiciado de la cadena No+Vello.
Reconoce que no empezar de cero y con el asesoramiento de la central ha acelerado el despegue de la firma. Pero no todo ha sido fácil: “Los dos primeros meses fueron muy complicados, tuve que ponerme al día a marchas forzadas para entender el modelo de negocio, poder gestionarlo de la manera adecuada y potenciar todas sus posibilidades”.